Premiere August 29th-31st 2009 at La Comédie de Genève - La Bâtie - Festival de Genève, Geneva, Switzerland. Written and Directed: La Ribot. Corps-opérateur: Marie-Caroline Hominal, Delphine Rosay, La Ribot. Director of photography and Lighting Design: Daniel Demont. Set Design and Costumes: La Ribot. Music: Atom™. Music supervision and sound mixing: Clive Jenkins. Editing: Sylvie Rodriguez. Post-production: Massimiliano Simbula. Light, video and sound technicians: Stéphanie Rochat, David Scrufari. Set building: Victor Roy. Photographies of building constructions in Spain: Miguel de Guzmán. Stagehand: Pablo Jobin, Laure Fauser. Falconry Les Aigles du Léman - Jacques-Olivier Travers et Babette. Shooting Santa Caecila rehearsal room - La Comédie de Genève - Switzerland - June/July 2009. Production: Anouk Fürst, La Ribot – Genève. Coproduction Comédie de Genève - Centre dramatique (Genève), La Bâtie - Festival de Genève (Genève), Festival d’Automne à Paris, Les Spectacles vivants - Centre Pompidou (Paris), Fundação Caixa Geral de Depósitos – Culturgest (Lisbonne), Réseau Open Latitudes (Les Halles de Schaerbeek - Latitudes Contemporaines - Le Manège Maubeuge Mons / La Maison Folie - Body Mind - L’Arsenic). With the support of la Ville de Genève, la République et canton de Genève, Pro Helvetia - Swiss Arts Council, Pour-cent culturel Migros, la Corodis and the Loterie Romande. And the Fondation Leenaards and Fondation Ernst Göhner. With the collaboration of Fresnoy, Studio national des arts contemporains. Special thanks to Luc Peter, Gilles Jobin, Edwin Culp, Mélanie Rouquier, Fafa, Olivier Devin, Florent Leduc, Pascale Pronnier, Anne et Nicola Marangon, Emilie Nana, Claude Bourgeois, Heleen Treichler, Lorena Ribera, Family Déco, Théâtre de Carouge, Oskar Gomez-Mata.
Espectáculo/ Danza/ Teatro
En Llámame Mariachi, 2009, al vídeo Mariachi 17 le sigue una actuación en vivo de las mismas tres bailarinas: La Ribot, Marie-Caroline Hominal y Delphine Rosay. Las dos partes de la pieza son opuestos complementarios: los rápidos juegos espaciales en 360 grados de Mariachi 17, con su preferencia por la visión sobre el lenguaje, contrastan con una actuación en escena exageradamente lenta, con texto escrito y hablado.
En el centro del escenario, en la segunda mitad de Llámame Mariachi, hay una gran mesa llena de libros. Con movimientos lentos y concentrados, las bailarinas consultan los volúmenes y lanzan al público citas verdaderas y falsas que suenan impresionantes pero que en realidad no significan nada: “Contradicción, conflicto, espacio y acción a veces colisionan en contradicciones”, dice por ejemplo una de esas frases. Insertadas entre medias hay apartes, caídas de culo y gestos ridículos, cada vez más desinhibidos y estrafalarios a medida que avanza la pieza. El absurdo sostén con flores que La Ribot luce sobre su vestido acaba envuelto alrededor de su cabeza, y la gran tarta de fresas con nata puesta encima de la mesa acabará finalmente, inevitablemente, y muy, muy lentamente cayendo al suelo.
Las tres intérpretes consiguen proyectar inseguridad –la sensación de que su actuación puede venirse abajo en cualquier momento– aunque a la vez saben claramente y con precisión lo que están haciendo: las expectativas sobre la capacidad teatral se desestabilizan, y la idea de control intelectual se debilita, con sofisticado humor y una tremenda habilidad. En el vídeo inicial de Llámame Mariachi, se plantean enigmas sobre la percepción del espacio. En su sección final en vivo, los interrogantes se refieren a las percepciones del teatro en vivo y al “peso” de la teoría sobre la actuación: ¿una actuación tiene que ser “seria”, para que nos la tomemos en serio?