Early Works

1985
Danza Entre mediados de los años ochenta y principios de los noventa La Ribot llevó a cabo una gran variedad de experimentos coreográficos, al mismo tiempo que establecía tácticas y dispositivos que se han convertido en constantes estéticas de su obra. Su primera obra coreográfica, Carita de ángel, 1985, presentaba a un trío de mujeres […]

Danza

Entre mediados de los años ochenta y principios de los noventa La Ribot llevó a cabo una gran variedad de experimentos coreográficos, al mismo tiempo que establecía tácticas y dispositivos que se han convertido en constantes estéticas de su obra. Su primera obra coreográfica, Carita de ángel, 1985, presentaba a un trío de mujeres intérpretes y una partitura musical en forma de collage, como haría en muchas de sus obras posteriores, y ya utilizaba sus queridas sillas plegables de madera y sus sencillos monos de trabajo. Un año más tarde, con la bailarina-coreógrafa Blanca Calvo, fundó la compañía madrileña Bocanada Danza y coprodujo obras como Bocanada, 1986, Repíteteme 1987 y Ahí va Viviana 1988. Bocanada Danza agrupó a bailarines, músicos y artistas que trabajaban en diversos géneros, desde la danza clásica y contemporánea hasta jazz y music hall, y este enfoque osadamente híbrido, interdisciplinar, colaborativo, ha sido, de diversas maneras, una característica del trabajo creativo de La Ribot desde entonces.

Bocanada Danza surgió en la escena artística desinhibida del Madrid de los años ochenta. La Ribot asocia su espíritu arriesgado con el ambiente político de la época: después de cuarenta años de dictadura, el tejido social seguía siendo frágil, pero existía un amplio margen de acción para la experimentación cultural anárquica y las mujeres comenzaban a explorar una nueva visibilidad y libertad de expresión. No obstante, las primeras obras de La Ribot estaban también influidas por sus viajes fuera de España y un creciente conocimiento de la experimentación internacional en danza, performance y cine. En danza, menciona a Pina Bausch, Magy Marin, Trisha Brown, Merce Cunningham y Alvin Nikolais como inspiraciones fundamentales. En esa mezcla de influencias figuraban también Joan Brossa, Cindy Sherman, Dario Fo, las sátiras políticas del cineasta español José Luis Berlanga y el cine mudo. Las pioneras femeninas de la danza –Isadora Duncan, Loïe Fuller– seguían siendo sus heroínas.

Fue esta insaciabilidad cultural lo que finalmente llevó a La Ribot a dejar Bocanada Danza y reinventar su propia práctica. Las tendencias desubjetivadoras de la vanguardia de las artes visuales –en particular Duchamp, Cage, el conceptualismo y los dadaístas– confirmaron su propia aversión creciente hacia el expresionismo irreflexivo en el arte. La obra de Erik Satie se convirtió en una influencia decisiva. La Ribot seguía estrategias sencillas, ligeras, inmediatas y basadas más en ideas que en sentimientos, y en los primeros años de la siguiente década sus investigaciones dieron fruto, en la forma de la primera serie de Piezas distinguidas.

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